Desde hace tiempo, quienes promovieron con entusiasmo la destrucción del relativamente homogéneo entramado social argentino, en pos de la religión del libre mercado, descubrieron los problemas de la inseguridad. Y resolvieron impulsar el retorno del Servicio Militar Obligatorio. Con respecto a esto, y al ensayo estadístico Conscripción y crimen: evidencia del reclutamiento argentino, aporto algunas reflexiones.
Raymond Aron, autor que será del gusto de quienes promueven la conscripción, afirma que el rumbo que tomará una institución (y su resultado) debe buscarse en el espíritu con que nace y en el ethos de la sociedad en la cual se engendra. Es decir, los recaudos del legislador serán siempre insuficientes respecto del programa que porta esa institución y que es tributaria de la demanda de la cual nace. Si el propósito es el que se sostiene, ¿no se trata entonces de una suerte de cárcel preventiva? ¿No se inscribe esta propuesta en la más peligrosas de las tendencias penales, que es la prevención del delito mediante la detección de rasgos potencialmente delictivos en una población dada?
La magnifica novela Una investigación filosófica, de Philip Kerr, proyecta en un próximo 2013 esta tendencia y describe un programa informático denominado Lombroso, que detecta la ausencia de determinadas condiciones subjetivas que predispondrían al crimen a esos sujetos. El resultado de ese programa es paradójico pues provoca una serie de asesinatos.
Lacan mostró que el discurso capitalista produce una segregación destinada a generar un "universo concentracionario", que hará olvidar los horrores de los campos de concentración. Cualquier "prevención" que recaiga sobre un conjunto definido por condiciones preexistentes al delito, nos lleva en ese camino.